por Revistalombriz | 25 pm4202540312025 2024 | Opinión
Héctor Mayhuire – Revista Lombriz. Parece que fue ayer cuando, en 2024, un grupo de profesionales entusiastas decidió lanzarse a la aventura de crear un medio especializado que hablara del campo con sinceridad y profundidad. En medio de la diversidad agropecuaria del Perú, nació Revista Lombriz, un espacio pensado para quienes viven y sienten la agricultura, la ganadería, las agroexportaciones, la agroindustria, la sostenibilidad y los mercados como parte de su identidad diaria. En un solo año, esa idea creció y se convirtió en un referente que recoge, con cariño y compromiso, las historias y desafíos de personas que dependen del campo para sustentar sus vidas.
Lo que diferencia a Revista Lombriz es su enfoque auténtico y original. Cada edición impresa ofrece contenidos inéditos en un 95%, con entrevistas exclusivas, informes detallados, crónicas emocionantes y relatos que van desde nuestros antepasados —quienes legaron impresionantes infraestructuras hidráulicas— hasta las realidades contemporáneas que enfrentan hombres y mujeres de campo hoy. En un país con un vasto y diverso agro, este medio es un puente que conecta el conocimiento ancestral con la innovación, el cuidado sostenible y los retos actuales como el cambio climático.
Su presencia en redes sociales no se queda atrás: en ciertos días, llegan a publicarse hasta 22 contenidos, informando con claridad sobre lo que ocurre especialmente en Arequipa y regiones vecinas. Esto no es casual. Los números lo respaldan: las agroexportaciones peruanas rozan los 13 mil millones de dólares y este 2025 se proyecta que podrían acercarse a los 15 mil millones, un logro que refleja la diversificación de cultivos y actividades que significan esperanza para miles de familias en busca de mejores oportunidades.
La revista también es una defensa activa de la sostenibilidad y la responsabilidad, capaz de poner en focos plagas como la mosca de la fruta o fenómenos graves como incendios forestales, desbordes y otras adversidades que azotan al campo. Sin embargo, más allá de los problemas, Lombriz es un aliado fiel de quienes apuestan por un futuro próspero y equilibrado, recogiendo voces de funcionarios, técnicos, agricultores, autoridades locales y toda esa comunidad que trabaja de la mano con la tierra.
Como su nombre indica, Lombriz es esa presencia humilde pero vital que oxigena el suelo y permite que el campo dé frutos. Así, esta revista se mantiene firme en sus ideales y principios, crece sin prisa, pero sin pausa, con la seriedad y el compromiso que exige la realidad rural. Y aunque este primer año fue una travesía enriquecedora, el futuro promete más novedades que seguirán haciendo latir fuerte a la voz del agro peruano.
En un mundo que cambia y que enfrenta grandes desafíos, Revista Lombriz recarga sus fuerzas para continuar acompañando al campo ya a sus protagonistas, porque ellos saben que la tierra es vida, y esa vida merece ser contada con el respeto que siempre tuvieron nuestros antepasados.

por Revistalombriz | 25 am7202522312025 2024 | Opinión
Por Ing. Jorge Rodríguez Rodríguez
Presidente de Grupo Gloria
No sólo hablo como persona, sino también como alguien comprometido a aportar su experiencia y visión de país en beneficio de la comunidad universitaria. Por ello, asumo con humildad y gratitud la responsabilidad de ser un embajador institucional y un mentor para la juventud, estudiándola y motivando a convertirse en una fuerza pensante y productiva que contribuya al futuro que todos deseamos para nuestro país. La universidad no es solo un espacio académico, sino el principal motor de formación de talento.
Su relación con el desarrollo social es evidente, pues impulsa la investigación, la innovación y la adquisición de nuevos conocimientos. En las aulas universitarias se estimula el pensamiento crítico de manera que favorece el desarrollo humano, enfrentando sistemas arcaicos y propuestas autoritarias que suelen surgir en ausencia de conocimiento. Las sociedades con universidades e instituciones tecnológicas y académicas sólidas evidencian un impacto positivo en el bienestar de sus ciudadanos, reflejado en el crecimiento del PBI per cápita, una mejora sustancial en empleabilidad, aumento del poder adquisitivo, desarrollo tecnológico y mayores índices educativos, aspectos clave para sostener industrias con valor agregado capaces de competir a nivel global.
En la economía del conocimiento, las universidades desempeñan un papel estratégico. Además de la investigación científica, transforman ideas en emprendimientos, productos y procesos que potencian el desarrollo industrial y ofrecen al Estado un impulso para promover la innovación, diversificación productiva y atraer inversión. En suma, son pilares fundamentales para fortalecer el ecosistema regional. Como profesional formado en ingeniería y con amplia experiencia en la industria, doy testimonio del valor incalculable que tiene el binomio universidad-empresa, es decir, conocimiento y desarrollo industrial.
Estas dos fuerzas constituyen la columna vertebral del desarrollo social y económico, beneficiando a toda la población. En la universidad se forma el talento indispensable para que empresas e industrias crezcan sostenidamente. A través de dicha alianza, la investigación, la innovación y la transferencia tecnológica convierten el conocimiento en prosperidad real. Además, esta vinculación fortalece las libertades ciudadanas y el Estado de Derecho, reduce las desigualdades y promueve el desarrollo humano, pues las oportunidades y el bienestar sostienen la democracia.
La historia demuestra que el desarrollo industrial, más allá de las cifras económicas, transforma la calidad de vida, la salud, la equidad y la cohesión social. Sin embargo, los desafíos son complejos y crecientes, y muchas empresas, especialmente en sectores industriales y tecnológicos, tienen dificultades para encontrar profesionales preparados para ello.
Por ello, para sostener la industrialización y su impacto positivo, es imprescindible que la academia forme profesionales en Múltiples disciplinas —desde ingeniería y mecatrónica hasta bioquímica, logística, sostenibilidad y medioambiente— y técnicos especializados en control de calidad, automatización, mantenimiento industrial y tecnologías verdes. Asimismo, se deben impulsar proyectos de investigación aplicada y programas de educación dual que integren prácticas empresariales y vinculación curricular para responder a las necesidades reales del sector. Se requieren además alianzas público-privadas y marcos compartidos de carrera entre academia, industria y sector público, para orientar demandas, generar prácticas y tesis conjuntas.
Estas aspiraciones no deben relegarse ante la multiplicidad de tareas y desafíos que la academia y la empresa enfrentan conjuntamente para impulsar el desarrollo industrial y sus beneficios. Con satisfacción, formó un equipo que ha permitido avanzar de una industria extractiva a una transformadora, produciendo productos de alta calidad, eficientes y sostenibles, y contribuyendo a mejorar la infraestructura del país.
La construcción de carreteras, puentes y calles ha mejorado la conectividad y la calidad de vida, mientras que la industria ha ayudado a reducir desigualdades regionales, promoviendo un desarrollo más integrado y equitativo. En 2024, Perú experimentó un crecimiento récord del 22% en exportaciones agrícolas, proyectándose que en 25 años superará al sector minero en valor.
Sin embargo, existe una grave paradoja: cerca de 17 millones de peruanos (51% de la población) enfrentan inseguridad alimentaria. Entre menores de tres años, el 43% sufre anemia crónica y el 12% desnutrición. Esto revela que el desafío no es solo producir más alimentos, sino garantizar su accesibilidad, calidad y sostenibilidad nutricional para todos. Demandamos que el Estado asuma su responsabilidad, mientras la empresa y la academia mantienen un rol activo y sensato.
En nuestras empresas alimentarias aplicamos principios científicos, desde microbiología a ingeniería industrial, para crear productos seguros, nutritivos y competitivos. Optimizamos procesos con valor agregado y enfoque ecológico, promoviendo sistemas de aseguramiento de calidad que superan las exigencias legales nacionales. Innovamos con responsabilidad para ofrecer productos accesibles que satisfagan las necesidades de la población.
Cuando universidades y empresas trabajan juntas formando profesionales capacitados y generando oportunidades, el resultado es una fuerza laboral capaz de diseñar procesos innovadores que mejoran productividad y calidad, ayudando a combatir la inseguridad alimentaria.
Nuestros profesionales aplican la mejora continua mediante ciclos como PHDA (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar) y herramientas como SkySEN, TPM, Lean Manufacturing y tecnologías Industria 4.0, incluyendo inteligencia artificial.
Estimados amigos, no hay duda: la industria y la universidad enfrentan grandes desafíos. Por eso, asumo este nombramiento no como una meta, sino como un compromiso renovado con la educación, la formación profesional, la generación de conocimiento, el empleo y el desarrollo productivo que dignifica y enaltece al ser humano.
Muchas gracias por permitirme compartir este humilde mensaje de un arequipeño que ha hecho del estudio y el trabajo su bandera.
(*) Presidente del Directorio del Grupo Gloria, resumen de su discurso al ser incorporado Profesor Honorario de la Universidad Católica de Santa María e instaurarse Cátedra Santa María Ing. Jorge Rodríguez Rodríguez.
por Revistalombriz | 25 am6202528312025 2024 | Opinión
De generación en generación, nos han contado una leyenda que parece surgir del mismísimo corazón de Arequipa. Cuenta que hace mucho tiempo, cuando el ejército inca liderado por Mayta Cápac regresaba al Cusco tras una conquista, descansó en el valle del río Chili. Fascinados por su clima y calma, algunos guerreros quisieron quedarse y pidieron permiso al Inca, quien les respondió: “Are quepay” — es decir, “Sí, quédate” en quechua. Así habría nacido el pueblo que hoy conocemos.
Claro está, que esta historia, aunque hermosa, es más mito que verdad. Muchos historiadores han dejado claro que en tiempos de Mayta Cápac, los incas todavía no se expandían más allá del Cusco, y la verdadera conquista llegó después, con Pachacútec. Sin embargo, ese relato sencillo y lleno de detalles, nos invita a sentir un lazo profundo con nuestras raíces, a creer que desde siempre hubo presencia quechua en este valle fértil que hoy da vida a casi un millón de personas.
Este 485 aniversario, Arequipa celebra más que una fecha; honra una herencia ligada a la tierra. Desde sus primeros días, la agricultura y la ganadería fueron el alma de nuestra gente. Esas áreas verdes, nuestro tesoro llamado campiña, resisten aún entre cemento y asfalto, aunque poco a poco van desapareciendo frente al avance imparable de la ciudad.
Los que vinieron después, los descendientes de aquella tierra, han mantenido ese espíritu chacarero, ese amor por el trabajo de la tierra que nos caracteriza. Pero la memoria de ese vínculo se desvanece, y con ella corre el riesgo de quedar solo como historia. La agricultura y la ganadería se desplazan hacia nuevas tierras áridas, luchando por sobrevivir gracias a la perseverancia de quienes apuestan por un futuro sostenible.
Arequipa se enfrenta a enormes retos. Mientras gobernantes y población cumplen sus roles con seriedad, tal vez dentro de una década podemos decir que estamos en un tiempo de transformación verdadera. Pero en la historia reciente, quienes han tenido la responsabilidad de guiar esos cambios naufragaron en la improvisación.
Este año electoral es crucial. Esperamos que el próximo 486 aniversario nos encuentre celebrando la elección de ciudadanos que realmente nos representan, dejando atrás las decepciones que ensombrecieron nuestros sueños.
El agro y la ganadería merecen recuperar su lugar de honor. Solo así consolidaremos una agroexportación de primer nivel, que haga justica a la riqueza de nuestra tierra ya la historia de su gente.
Feliz 485 aniversario, Arequipa. Que nunca se apague el fuego de nuestras raíces.
por Revistalombriz | 25 pm4202525312025 2024 | Opinión
Por: Walther Salas Raá – Sociólogo
El año 2011, escribí esta nota, hoy lo recuerdo, no con el ánimo de entrar en discusiones y opiniones, respecto de nuestro aniversario local, vista en sus expresiones de música, danzas y orígenes. Decía: cuarenta años no se cumplen todos los días y este es un aniversario muy especial que celebra el Ballet folklórico de la Universidad de San Agustín. Lo recordamos por su trabajo y trayectoria, esta es una buena ocasión para poner en análisis y debate, el tema de la música y danza como expresiones folklóricas. Nuestro acervo cultural es muy rico y variado, pero sin embargo, no tenemos una buena lectura de hechos y resultados; algo no camina bien o está mal planteado, quizás los actores equivocaron sus expresiones o simplemente la gestión cultural no contribuyó a construir una agenda capaz de mostrar y transmitir nuevos productos; no saber de qué se trata o simplemente, no importarnos de donde es y el porqué de lo que vemos y sentimos, nos pone en situación crítica respecto de este tema.
Cuarenta años del ballet, nos recuerda que, en fecha muy cercana a este inicio, apareció en Arequipa un evento que marcó todo un referente, Festidanza. El recuerdo de Don José Luis Velarde Soto, Alcalde de la Ciudad en ese momento, nos motiva también a pensar como este festival de música y danza, sufrió el embate del tiempo, marcado por una propuesta poco sostenible, en donde costos, construcción de marca y contenidos, determinan, una necesaria reformulación que debería ser puesto en agenda; este es un tema que no solo le concierne al Gobierno local y regional, sino a la misma sociedad civil, sobre todo a los que tienen que ver con gestión cultural.
Cuarenta años del Ballet, nos recuerda a su fundadora, Doña Lucy Abarca, antropóloga de profesión; quien no solo fue formadora en el arte de la danza, también se le reconoce por la labor de recuperar, registrar y poner en escena, música y danzas propias de nuestra región. Este acerbo da cuenta de más de cuarenta danzas pertenecientes a Arequipa; si como lo lee, veamos algunas de ellas: witite, los turcos, marinera arequipeña, el añu tarpuy, los negritos de Chivay, el carnaval de Arequipa, la danza del chaco, el pisado de habas, marinera arequipeña, camile, ajchatac pallaichis, turcos de cacharpari, atook tusuy, barrenderos, carnaval de Cotahuasi, carnaval de Kilcata, carnaval de Pampamarca, castaño, chucchos de Cabanaconde, cosecha de arroz, escarbe de acequias, mambo de Machaguay, pausiñas, pucllay carnaval, qocha haspiy, tsaka rurey, etc. Va de obligado preguntar, si todo ese registro existe, porque mucho no lo vemos en escenario.
El tema y problema no solo es nuestro, Puno, la capital folklórica del Perú, tiene un acervo mucho mayor al nuestro, del cual solo vemos: los carnavales de pueblos que suman como treinta, caporales, diabladas, ayarachi, rey moreno, llamerada, marinera puneña, morenada, etc. Hay coincidencia de nombres y expresiones de origen boliviano; por lo tanto, creemos que se hace necesario y urgente, cambiar estrategias, tener una gestión cultural profesional, como también, trabajo de investigación y difusión; pensando en construir identidad, recordemos, de gratis no va, ser la capital folclórica del Perú.
Sin pretender ser un aguafiestas, siempre se les menciona y relaciona con Puno, pero vale la oportunidad para indicar que tiene Bolivia en música y danza. La diablada, morenada, los caporales, la saya, los tobas, llamarada, kullawada, waca waca, carnavalito, pujllay, huayno, tundikis, etc., son expresiones del altiplano, amazonía, valles y sus llanos. No es extraño encontrar expresiones de los negros del África, el capataz de los esclavos, los yungas que es una expresión afro-boliviana (recordemos que en las minas de Potosí tenían esclavos negros), así como, de las tribus amazónicas, no menos importante es el homenaje que les hacen a las llamas, animales de carga y arrieros.
Volviendo a nuestro recuerdo, cuarenta años es un buen referente, tanto para el Ballet folklórico de la San Agustín, que se le reconoce, en tiempo pasado, aptitud, trabajo, trayectoria y consecuencia con lo arequipeño; como también, de festidanza, que el tiempo y circunstancias le exigen cambios; de igual manera, el Corzo de la amistad, expresión abierta y popular, urge de un replanteo no solo por lo que se ve, sino por lo que debería expresar de lo nuestro, hoy tenemos al pasacalle y otros eventos de convocatoria abierta; también nos preocupa los Puneños, recordando su marca, quienes tendrían que expresar más de música y danzas propias. Los universitarios en general, han demostrado que son buenos y entusiastas danzarines, pueden dar el cambio requerido, allí hay capacidades y condiciones para trabajos etnomusicológicos; seamos espectadores de lo que tenemos y así poder demostrar, que nuestro acervo es rico y variado. La cultura necesita investigación y también gestión, la música y danza lo necesitan y lo merecen.
por Revistalombriz | 25 pm4202542312025 2024 | Opinión
Desde Women in agro (WinA) junto a MCB Consulting pensamos que en nuestra tan creciente agricultura es necesario que la innovación rural sea siempre parte de nuestro ADN empresarial.
¿Qué proponemos desde la raíz?
- Regenerar los suelos, a través de la biofertilidad. Con sistemas de compostaje comunitario, lombricultura y bioinsumos, ayudamos a los agricultores a recuperar tierras degradadas y aumentar su producción sin químicos.
- Escuelas circulares rurales, donde jóvenes y mujeres aprenden a transformar residuos (orgánicos e inorgánicos) en valor, a emprender, y a cuidar su entorno.
- Conexión de la agricultura familiar, con las universidades, CITEs y demás organismos públicos y privados a fin de involucrarlos en los planes de desarrollo local.
- Asociatividad sostenible y productiva, integrando el capital rural con cadenas de valor más inclusivas: Alpaca, quinua, papa nativa, miel o textiles regenerativos, entre otros.
¿Qué tiene que ver esto con la minería?
Todo. Porque donde hay vida; agricultura viva, sumado a las comunidades fortalecidas, hay menos conflicto y más gobernanza. Y porque una empresa minera que invierte en el ecosistema local, no solo invierte en reputación, sino en sostenibilidad operativa.
Y Women in Agro está aquí para eso: para ser el nexo que une la tierra con la inversión, el presente con el futuro, lo ancestral con lo regenerativo.
por Revistalombriz | 25 pm4202510312025 2024 | Opinión
Al cumplir 485 años de vida, el sillar de nuestras casas parece brillar con un orgullo especial. Este es un momento para recordar nuestra historia, esa herencia de resiliencia y carácter que nos definen, pero también una oportunidad para mirar hacia adelante y construir el futuro que nuestros hijos merecen.
Hoy más que nunca, Arequipa debe trazar una ruta clara para seguir siendo la «Ciudad Blanca», un faro de progreso para todo el sur del Perú. Esa ruta se sustenta en cuatro pilares que debemos abrazar con fuerza.
El primero, y quizás el más fundamental, es la urgente necesidad de una descentralización económica y fiscal genuina. Arequipa aporta ligeramente más del 5% del PBI nacional mediante importantes actividades como la minería y la agroindustria, entre otras. Sin embargo, es común que la mayoría de los recursos recaudados en las regiones por la administración nacional sean ejecutados en otras zonas, principalmente en Lima.
Ante ello, cabe preguntarnos: ¿cuántos proyectos de infraestructura vital, mejoras en salud o aulas modernas podríamos financiar si tuviéramos autonomía para gestionar nuestros propios recursos? Es hora de que el Estado central establezca mecanismos de ejecución presupuestal descentralizada.
Las regiones deben contar con herramientas legales y administrativas que capacitan a los servidores públicos locales para decidir la mejor forma de invertir en desarrollo fuera de Lima. Una Arequipa fuerte fiscalmente es una Arequipa que construye su propio futuro, sin depender de la burocracia limeña.
En segundo lugar, debemos librar una lucha frontal y sin cuartel contra la minería ilegal. Este cáncer no solo carcome nuestra tierra y contamina nuestros ríos, sino que también socava la economía formal, genera competencia desleal y se envuelve en ilegalidad y delincuencia.
Proteger a nuestras comunidades y al medio ambiente es una prioridad innegociable. Debemos unirnos —gobierno, sector privado formal y sociedad civil— para garantizar que la prosperidad que buscamos sea sostenible, transparente y responsable.
En tercer lugar, la sostenibilidad nos invita a soñar en grande con la inversión estratégica en energías renovables. Por décadas vimos la ubicación de Arequipa entre dos duros desiertos como una debilidad. Hoy, la tecnología y la necesidad de energías limpias nos muestran que el sol radiante y los vientos del sur son recursos ilimitados que esperan ser aprovechados.
Imaginemos una Arequipa que no solo brilla por el blanco de su sillar, sino por la energía limpia que produce. Invertir en gas natural, energía solar, eólica e hidráulica no es una moda, sino una estrategia para diversificar la economía, generar empleos especializados y atraer empresas tecnológicas que buscan un futuro más verde.
Es hora de que Arequipa se convierta en la capital de la energía renovable en el Perú y un nodo energético en América del Sur.
Finalmente —y este es un punto que me toca muy de cerca en mi rol como miembro del Consejo Directivo de CONFIEP y ex-presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa—, el motor que impulsará estas transformaciones es la inversión privada. El empresario no solo busca ganancias, sino que asume un compromiso profundo con la sociedad, generando valor a todos los niveles.
Una herramienta que ha demostrado su potencial para canalizar y materializar ese valor compartido son las Obras por Impuestos (OxI) . Este mecanismo permite a las empresas adelantar el pago de impuestos para ejecutar proyectos de infraestructura pública de manera rápida y eficiente.
No es caridad, es un compromiso con el desarrollo. Me enorgullece mencionar que Grupo Gloria, un grupo empresarial originario del sur, es líder nacional en la ejecución de OxI, realizando obras relevantes como la Represa de Casablanca, el tercer componente de la autopista Arequipa-La Joya y el Palacio Municipal de Cayma, entre otras.
Un ejemplo esperanzador de esta inversión es el proyecto para construir el moderno campus para las escuelas profesionales de Administración y Agronomía de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) en Majes, valorado en más de 66 millones de soles. Este proyecto demuestra cómo la empresa privada y el Estado pueden unirse para fortalecer la educación superior, brindando a nuestros jóvenes las herramientas para un futuro brillante. Es un voto de confianza en la juventud arequipeña y en el futuro de nuestra región.
Apoyar, acompañar y asegurar oportunidades para los jóvenes es un deber que todos los arequipeños debemos asumir. Los líderes actuales tenemos la responsabilidad de abrir caminos para que las nuevas generaciones renueven los laureles de ayer, tal como lo alude nuestro himno regional.
Arequipa, tierra de oportunidades, tiene todo para convertirse en una potencia regional en su 485 aniversario. El camino no será fácil, pero el espíritu arequipeño, terco y valiente, es nuestra mayor fortaleza.
Es hora de unirnos, exigir lo que nos corresponde y trabajar juntos —sector público, privado y sociedad civil— para construir la Arequipa que soñamos: descentralizada, limpia, sostenible y próspera.
¡Feliz Aniversario, Arequipa!