REVISTA LOMBRIZ. Uno de los alimentos que fue sustento y aporte del crecimiento de nuestros antepasados es la papa o patata, cultivada por primera vez entre los años 8000 y 5000 a. C. en regiones ubicadas en de Perú y el noroeste del Altiplano boliviano. Dicho producto, en tiempos de hambruna mundial salvó a miles de personas y su producción se extendió, convirtiéndose en un alimento básico en la gran mayoría de países del globo.
Llapanchispaq es novedad y revolución de la Estación Experimental Agraria Ilpa, denominada la “súper papa” cuyo código oficial es la “INIA 334”. Ofrece un rendimiento de 20 a 30 toneladas por hectárea, tiene altas concentraciones de hierro y zinc que la convierte en una variedad que contribuirá a mitigar la anemia, sobre todo en niños y mujeres gestantes. Además, sus niveles de antocianinas le dan las características antioxidante y anticancerígeno.
Asimismo, Llapanchispaq genera tubérculos con buena calidad de pulpa lo que permite generar productos derivados como refrescos, frituras, dulces, harinas, entre otros. Por su calidad genética la hace resistente a las principales plagas y enfermedades, así como tolerante a posibles efectos del cambio climático. Por todos estos atributos, esta variedad genera una rentabilidad económica de un 90%. Lo mejor de todo eso, es que permitirá incrementar en un 90% la economía de más de 12 mil familias dedicadas a su cultivo en Puno y regiones del sur del Perú.
Además, sus atributos permiten que los productores superen en 80% el nivel de rendimiento de sus hectáreas, conserven la calidad del suelo debido a que reducen el uso de agroquímicos y obtengan cultivos de calidad y competitividad para los diferentes mercados nacionales e internacionales.
En el Perú, la papa constituye el principal cultivo de los productores de escasos recursos de la agricultura familiar de la región andina. En el 2019 se sembraron 244, 996 hectáreas con una producción total de más de cinco millones de toneladas (MIDAGRI, 2021).



